La Hemodinámica y el Surgimiento de Aneurismas
José Javier Hernández-Barriga


Resumen

El corazón tiene propiedades que lo hacen más que solamente un órgano esencial en nuestro organismo. Antiguamente existía la creencia de que el momento preciso de la muerte ocurría cuando el corazón dejaba de latir, aunque poseía aún la capacidad de hacerlo durante algunos minutos después de que se consideraba que su dueño había dejado de existir. Fue hasta el año de 1628 cuando el médico inglés William Harvey determinó que el corazón era una especie de bomba que irrigaba la sangre por los vasos sanguíneos. Al calcular la cantidad de sangre que es bombeada por el corazón en cada contracción, Harvey llegó a la conclusión de que la cantidad de sangre bombeada durante dos horas es muy superior a la masa de todo el cuerpo, por lo tanto, la sangre que circula por nuestro organismo es siempre la misma, obligada a circular en repetidas veces a través del corazón. El famoso matemático René Descartes estuvo en desacuerdo con las ideas de Harvey acerca del papel que juega el corazón en el proceso de circulación sanguínea. Descartes suponía que el corazón era un órgano parecido a una máquina de vapor, o en caso más extremo a un motor de combustión interna, el cual calentaba la sangre antes de distribuirla para mantener una temperatura corporal adecuada. Según Descartes, desde el comienzo de la vida el calor se concentraba en las paredes del corazón, evaporando inmediatamente a la sangre que pasaba a través de él y así, en ese estado, llegaba a los pulmones, donde sería enfriada paulatinamente por medio de aire.


Ver artículo completo